Müller
Por decisión no propia decido escribir hoy. Desde un principio existió la luz, y las ondas que viajan a la misma velocidad en el vacío. Luego fueron nombradas microondas, macro/ondas de radio, rayos gamma. Igual que la prohibición o acuerdo tácito de no colocar los nombres, lo que creo es irrelevante. Con ese inicio no hay para más. Tengo una lista de amigos corta, y pudiera colocar una de enemigos, o personas a las que no le agrado.
Nunca se me ocurren ideas o temas muy brillantes de los que debatir, o escribir, quizá por eso mis escritos lleguen a causar dolores de cabeza en eNanos de lo rebuscados. Lo que digo o lo que pienso se va, y queda el tiempo que veo a los lados y digo –que tonto, esto ya lo habrán pensando cien mil mas—Esto que me sucede hoy es el perfecto ejemplo.
Cuando el cuerpo se proyecta en una maquina o aparato. En tus propias piernas que al principio son ajenas. Con movimientos torpes se inician y caen. Luego sos capaz de saltar a centímetros de un obstáculo, de llevarlas al máximo rendimiento sin que la inercia te tumbe. Le ofreces una patada triple a alguien, en broma claro, y consciente de que por tus propias dimensionas jamás le harás daño. Mis experiencias casi acaban aquí, con mis piernas. O mi bicicleta que cada temporada extraescolar se volvía una parte de mis extremidades. De nuevo podía saltar centímetros de obstáculos sin miedo. Desde un árbol, saber cuándo me voy a hacer daño nunca dejará de parecerme increíble. La maquinaría del cálculo físico que no se ve, cuando se toma una curva cerrada o se le baja al acelerador porque sientes la fuerza que te bota.
Si pudiera sacarme de mí, y regañarme lo haría por asociar o irme con el momento de fumar. Es terrible. Pero ya casi es un gatillo. Y aunque no, si pasa. Hoy me vi desde afuera y recordé a este personaje, a Müller desde la parte superior de la escalera, y yo como un niño, admirando a un universitario y el estilo de vida que creía llevaba. Y hoy en mi semana 12 me vi como Müller, fumon y somnoliento, desgarbado, adolorido y cansado, pero feliz. En esa dimensión del nada que hacer en realidad, de terminar algo y que solo me quede una munición. Müller era mi héroe y no lo sabía. Anhelaba arremangarme y hacerme del despreocupado. Ese trato jovial con los amigos y exhibirme como el día ese que menciono no seremos más atractivos.
Es muy difícil que mi comedia trascienda a lo escrito porque lo asocio a mi soledad, a mi cuarto sin amigos, ni pareja. Por eso dudo que pueda escribir algo cómico, algo ocurrente, que me haya pasado sin citar a alguien más. Y con la cuestión de citar, es algo que me encanta así no tenga fundamento. Cito a Débora Ochoa, y Bernardo Abrams. Cito a Marly Pérez. Solo porque me gusta escribir sus nombres y reír, ¿es eso un chiste? ¿algún tipo de comedia? No voy a decir que es una tontería, no le quito merito para nada.
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